Ocha-ken

Como ya les comenté en una ocasión, los Ocha-ken son unos lindos perritos con hojas de té por orejas. Sega desarrolló el videojuego para Nintendo DS como una alternativa, más fantasiosa y menos realista, del exitoso Nintendogs. El juego no ha llegado a España y no tengo constancia de que vaya a hacerlo pero, al menos, y gracias a Youtube, podemos acceder a los 26 capítulos de la serie que les han dedicado y conocerlos algo mejor, mientras disfrutamos de sus alegres aventuras.

Ryoku es el personaje central, un perrito verde y dormilón con un gran olfato que siempre detecta el buen té. Sus amigos son Aru, Ron, Musha, Chai, Café (que, a diferencia de sus compañeros, tiene las orejas hechas de granos de café) y Hana, la única perrita del grupo.

Además, de vez en cuando, aparecen Sakura, Ran y Min, tres dulces gatitas que siempre van juntas.

Búsquense un ratito libre y disfruten de esta graciosa serie, sólo son tres minutos y medio por capítulo. Si no tienen tiempo, aquí les dejo los “esenciales”: el episodio de presentación de cada personaje.

Aru, el perrito de té rojo, es un gran aventurero que querría ser como los héroes que ve en la televisión.

Ron es un perrito algo misterioso, tiene ciertos dones. Es capaz de encontrar a Ryoku cuando nadie más sabe dónde está y, como muestra este episodio, puede prever cuando va a llover.

Musha siempre tiene energía, incluso cuando los demás no pueden moverse del calor que hace, aunque este ritmo, a veces, le acaba pasando factura.

Chai es algo travieso y siempre se le ocurren ideas alocadas, sobre todo, cuando hay comida de por medio.

Café es diferente a los demás ocha-ken pero esto no supone ningún problema. Sin embargo, en este episodio, el perrito se pregunta por qué no es como los demás.

A Hana, la única perrita del grupo, le encantan las flores y tiene un precioso jardín donde tomar té (hasta que Chai se lo destroza...)

Las gatitas, Sakura, Ran y Min (y Chai, que intenta ser como ellas: otra de sus ideas de bombero).

Ryoku siempre está durmiendo pero el aroma de un buen té lo revive.