Cosa Fina

15 noviembre 2006

Conducción

"La mujer al volante no es, en manera alguna, ni en nuestro tiempo ni en nuestras latitudes, un caso excepcional. Una señora, una señorita conduciendo, por ciudad o por carretera, su propio automóvil, ya no nos parece, como en época todavía no lejana, que actúe por snobismo o por femenil alarde de riqueza. Nada tiene de snob quien quiere andar al ritmo de su tiempo, y ¿qué le vamos a hacer, si nuestro tiempo nos impulsa a un ritmo de muchos (no digamos cuantos: es arriesgado) kilómetros por hora? En cuanto al posible alarde de riqueza que pueda representar el automóvil, es ya un viejo mito, concepto arrinconado desde hace largos años, que sólo justifica algún caso aislado de llamativa suntuosidad automovilística – casos en los que, por otra parte, no suele conducir la dama, sino el chofer" (vol. I, p. 183).