Cosa Fina

08 agosto 2006

Eyvind Earle

Como ya saben algunos de ustedes, soy una incondicional de Disney. Reconozco que las historias son infantiles y conservadoras (aunque no siempre es así) pero, en cuanto a la estética, Disney siempre ha estado por delante, innovando y arriesgando. Tanto es así que películas actuales de otras factorías no están ni a la altura de las primeras creaciones de Disney.

A la izquierda, la primera película de dibujos animados de la historia: Blancanieves y los siete enanitos (1937). Tardaron 4 años en terminarla y costó 1,5 millones de dólares. Fue la película más taquillera de ese año. A la derecha, Anastasia (1998) de la 20th Century Fox que pasó sin pena ni gloria.

La perspicacia de Dinsey no sólo le llevó a crear el primer largometraje animado de la historia sino que, años más tarde, su compañía lanzó junto con Pixar la primera película de animación por ordenador: Toy Story (1995). Disney sigue experimentando con las formas de ilustración.

Para Lilo & Stitch (2002), recuperaron la acuarela, técnica que no se usaba desde Dumbo (1941). Para Mulan (1998), se inspiraron en el arte chino tradicional, logrando una ambientación perfecta.

Además de la imagen, Disney también se sirve majestuosamente de la música para trasladarnos a otros lugares. La recreación de escenarios y épocas es, de hecho, uno de los puntos fuertes de la compañía. La Bella Durmiente (1959), una de mis películas favoritas, destaca en este aspecto. Eyvind Earle es el responsable de ello.

Eyvind Earle en los estudios de Disney.

Earle empezó a trabajar para Disney a los 35 años aunque ya hacía tiempo que se dedicaba a la ilustración. Colaboró en películas como Peter Pan (1953) y La dama y el vagabundo (1955) y fue el responsable del estilismo de Toot, Whistle, Plunk and Boom (1953), un cortometraje que ganó un Oscar ese año (pueden verlo aquí). Sin embargo, la fama de Earle viene dada por el trabajo que realizó para La Bella Durmiente.

Earle recreó a la perfección el ambiente medieval para La Bella Durmiente.

Earle no sólo logró dar un aire medieval a la película, sino que le confirió esa estética característica que la convierte en una pieza única. No en vano dedicaba de siete a diez días para pintar un fondo cuando, normalmente, se tarda uno.

Les recomiendo, pues, que vean esta estupenda película que cuenta, además, con la mala más mala de todos los malos. Mientras tanto, les cuelgo esta pequeña pieza para que vayan abriendo boca. Disfruten.

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2 Comentarios:

Blogger Walrus dijo...

Pero, Blancanieves ¿era o no era ninfómana?

8/8/06 22:37  
Blogger Palangre dijo...

Era, era.

8/8/06 23:09  

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