24 noviembre 2006
"El dandinismo recibió su nombre en Inglaterra, a comienzos del siglo pasado, y se aplica a cierta aberración de la elegancia basada en la mezcla de la frivolidad con el orgullo. Es una forma extrema de narcisismo, o sea la adoración de sí mismo. Raro en nuestros días, refiriéndonos a la moda, está en auge entre los artistas. El dandí pone todo su afán en admirarse a sí mismo y en conseguir una elegancia para los demás, que considera indignos de gozar tan sublime y refinado espectáculo. A lo sumo admite la admiación de un grupo reducido formado por otros dandis, obsesionados como él en conseguir algo así como una elegancia trascendente. La frivolidad – que consiste en no ver la importancia de las cosas serias, y desorbitar la importancia de las cosas triviales –, le impulsa a desechar de su cerebro y de su corazón cuanto hay de humano en la vida y a fabricarse una escala de valores en la que sólo caben sus manías sobre el bien vestir. Hay que confesar, finalmente, que una aberración tal es más feminoide que femenina y, por consiguiente, se da más entre los hombres que entre las mujeres" (vol. I, p.196).
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