En “Niños bien a la última” (Hot Child in the City), Carrie hace una regresión a la adolescencia saliendo con Wade, un dibujante de comics que todavía vive con sus padres. La protagonista se deja mimar por la madre del chico, que les prepara galletas y limonada, y se plantea las ventajas de la situación: un piso de lujo en pleno Manhattan, servicio de habitaciones… Sin embargo, pronto se da cuenta del precio a pagar cuando la mujer les pide explicaciones y les reprende. Algo parecido le había ocurrido ya en otra ocasión: en “El punto débil” (Shortcomings), Carrie acaba teniendo la sensación de haber cortado con la madre de su novio, y no con él. Y es que, a cierta edad, no se puede seguir sujeto a los padres. Sin embargo, hay progenitores que se empeñan en continuar controlando a sus hijos, aún cuando están independizados, y hasta casados. Este fue, básicamente, el problema del primer matrimonio de Charlotte.
Bonnie, la omnipresente suegra, terminó con la vida de pareja. Miranda también tiene algunos roces con la excéntrica madre de Steve, pero nada comparado con aquella vez en que fue pillada por los padres de su por aquel entonces pareja que, dicho sea de paso, era algo exhibicionista. Todo lo contrario a Carrie que, muy discreta, se presentó a misa de incógnito para conocer a la madre de Mr. Big.
Carrie, muy modosita pero siempre elegante, en la parroquia.
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Etiquetas: televisión
1 Comentarios:
Pues yo niego la mayor.
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