Cosa Fina

12 junio 2006

Cuando el cine se tiñe de rubio

Las películas para adolescentes son (hablando claro) una mierda. Títulos como A todo gas, Sé lo que hicisteis el último verano o Colega, ¿dónde está mi coche? resultan infumables. La cosa se agrava cuando el público potencial es el femenino ya que se añade al pastel un elemento pánfilo-romántico que suele provocar vergüenza ajena (véase Nunca me han besado, Diez razones para odiarte o Crossroads). Entre toda esta basura, aparecen de vez en cuando pequeñas joyas que, sin embargo, son repudiadas por pertenecer al género al que pertenecen: todo el mundo se apresura a decir que Eraserhead es una obra maestra, pero nadie reconocerá lo mismo de una película de instituto americano (aunque existan más razones para hacerlo). Desde aquí queremos, pues, reivindicar el valor de estas perlas del cine moderno.

Las películas de instituto americano son un subgénero del cine para adolescentes que se desarrollan, como su nombre indica, en el contexto escolar. Una protoversión de este género lo constituye la película Grease, de 1978, que sólo por ser musical ya vale la pena. Son fácilmente reconocibles porque, aparte del instituto, aparecen otros elementos distintivos como el típico autobús amarillo, la animadora-mala puta y su novio atlético-quemado, el baile de graduación, la fiesta cervecera en casa del pringado de turno cuyos padres se han largado el fin de semana o la hoguera en la playa con esos pinchitos de algodón blanco que sólo los americanos saben qué son. Se trata, pues, de películas costumbristas, aunque algo exageradas para aumentar su comicidad. En general, estas películas son tan malas como todas las películas para adolescentes pero algunas llevan la sátira hasta la genialidad. Es el caso de Fuera de onda (1995), el equivalente en cine de instituto americano a El Gran Lebowski.

El cartel de Fuera de Onda es del prestigioso fotógrafo David Lachapelle.

Fuera de onda está inspirada en una obra de Jane Austen que se adaptó también en su versión de época: Emma, con Gwyneth Paltrow. Jane Austen es una autora inglesa del siglo XIX reconocida por las películas sensibleras y soporíferas que derivan de sus libros, la más reciente, estrenada en febrero de este año, es Orgullo y prejuicio. Pueden imaginarse la versión actualizada y americana de la alta sociedad georgiana: pijos y niñatas de Berverly Hills. Así pues, tenemos un instituto infestado de teléfonos móviles (les recuerdo que hace diez años sólo unos pocos podían permitirse uno, y lo de “móvil” era discutible), coches y vestidos de lujo, y chicas excusadas de la clase de gimnasia con una nota de su médico (el cirujano plástico). Este es el ambiente en que se desarrolla la hilarante historia (amorosa –es Austen al fin y al cabo–) de Cher, una adolescente que prefiere morir en un atraco a mano armada antes que estirarse en el suelo con su vestido nuevo. Les recomiendo fervientemente que vean la película y, para que vayan abriendo boca, les reproduzco un pequeño diálogo:

Cher va a salir de fiesta con un mini vestido.
Su padre: ¿Qué llevas puesto?
Cher: Un vestido.
Su padre: ¿Quién lo dice?
Cher: Calvin Klein.

Otra maravilla del cine de instituto americano es A por todas (2000) aunque, hablando con propiedad, se trata de una variación del género puesto que la película se centra en un aspecto concreto de la vida estudiantil: la animación. La animación de animadoras, o sea, rubias, pompones, faldas cortas, consignas y el distintivo de la película: dedos espirituales. Esto son los dedos espirituales:

Para terminar, voy a hablarles de otra variación de este género. Una rubia muy legal (2001) es una película para adolescentes aunque no es propiamente cine de instituto americano porque empieza al terminar el curso. Elle Woods es (otra vez) una pija californiana que ingresa en Harvard para estudiar derecho. Nos mantenemos, pues, en el ambiente académico pero a un nivel más elevado, aunque la protagonista se esfuerza en hacérnoslo olvidar. La importancia del pelo es tal en esta película que no sólo es la clave para resolver el primer juicio de la protagonista, sino que en los extras hay un instructivo reportaje sobre los distintos tonos de rubio.

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2 Comentarios:

Blogger Walrus dijo...

"Colega ¿Dónde esta mi coche?" es divertida, y una llamada "Los feos también mojan" (en inglis, "The new guy" [traducción ejem] ) es una obra maestra del género. La de la rubia legal también es la polla, sobre todo por generar esa caterva de antifans que se la toman en serio.

Yo probé los pinchitos de algodón blanco porque una tía política mía es americana. Churruscados, como debe ser. Pues puedo decirle que están hechos de mierda batidita a punto de nieve. Así están algunos.

13/6/06 00:53  
Blogger Ariadna Ferret dijo...

Qué envidia me da usted, yo también quiero probar los algodones blancos. Para que luego digan que el estilo de vida americano nos está invadiendo, ¡pues se han dejado lo más importante!

13/6/06 01:08  

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