Cosa Fina

31 mayo 2006

Los niños son raros

Cuando tengo a un niño delante no puedo quitarle la vista de encima. Lo observo en parte curiosa y en parte alerta. Curiosa tanto por él como por los adultos que lo acompañan: es increíble ver cómo actúa la gente cuando tiene a un crío delante, se comporta como si estuviese con una especie de mono. Aunque, en parte, es cierto. De ahí mi admiración. Los niños son seres imperfectos, poseen las capacidades propias de todo ser humano pero de forma rudimentaria, todavía deben depurarlas mucho. Por eso razonan estúpidamente y son tan patosos, y por eso me gusta estudiarlos atentamente. Observo cómo pasan media hora intentando tapar una botellita, repitiendo una y otra vez el mismo proceso erróneo, hasta que se dan cuenta de que la solución pasa por una modificación de su sistema y no por el tesón. También los encuentro encantadores cuando se atreven con el razonamiento deductivo. Hace unos días, sin ir más lejos, un niño jugaba en el tranvía con un imán que le había tocado en un Kinder Sorpresa. Al ver que se le pegaba al asiento dijo: “Sólo se engancha a las cosas que son de hierro. En mi nevera también se enganchará porque es de color blanco, como este asiento”. Estas carencias se expresan, también, en el comportamiento y es por esta razón que hay que estar alerta cuando se tiene a un crío delante: nunca sabes por dónde te saldrá. Los niños no dominan las normas sociales básicas tales como no chillar o no fijar la mirada en la persona que tienen delante. En definitiva, no saben comportarse y eso puede resultar muy molesto y estresante. Para evitarse sustos, pues, más vale vigilar cuando hay niños cerca. También se puede (por su bien) intentar encaminarlos cuando cometen una de estas insolencias. Por ejemplo, dirigiendo miradas asesinas si empiezan a chillar o a revolotear demasiado cerca. Para que aprendan. Hay que procurar, sin embargo, no excederse con esta tarea educativa ya que los niños son muy sensibles. Si un niño llora para llamar la atención (o sea, sin motivo) hasta hacernos desear darle razones para llorar, debemos refrenarnos. Por algo somos nosotros los que estamos por encima. Este poder conlleva una responsabilidad aunque, reconózcanlo, es divertido ser un abusón.

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3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

venga ya, los niños son esos locos bajitos, que pueden hacer lo que quieran porque son niños y nadie les va a ver como raros porque vayan cantando por la calle, q envidia!!!!
lo mejor de la vida es la infancia, sin duda.
son sinceridad y espontaneidad 100%, sin duda son los mejores

12/6/06 15:38  
Blogger Ariadna Ferret dijo...

Pues a mi me dan miedo, qué quiere que le diga.

13/6/06 00:14  
Anonymous Anónimo dijo...

Los niños suelen ser demasiado irritantes, no lo puedo negar. Su voz es demasiado chillona. Pero si tengo que rescatar algo bueno de la infancia, entre muchas cosas... resaltaria la inocencia. Ellos creen que todos somos buenos incapaces de hacer o hacerles algo malo... Creen todo lo que les decimos con facilidad... Nada como una mente y corazón de niño!

9/3/08 02:46  

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